enero 16, 2014
La alegría es como un lápiz.
Cada vez que ocurre algo malo, se hace más pequeñito.
Aguantas con lo poco que te queda, ya que le sacas mina.
"Las cosas mejorarán" te repites una y otra vez.
Pero la felicidad no es infinita.
Llega un momento, en que el lápiz se acaba.
Lloras. Gritas. Te desesperas. Te enfadas.
Hasta que alguien te ofrece dejarte un lápiz que sobra.
Agradecido, aceptas y vuelves a ser el mismo de siempre.
Aquel nuevo utensilio, es la esperanza que tus seres queridos te dan.
Por cada golpe que sufras, la felicidad se irá.
Sin embargo, siempre habrá una persona que estará dispuesto a darte lo poco que tiene.
Sólo para verte sonreír,
te dará un lápiz nuevo.
Aw :c qué mona. ¡Vamos, Nikki!
ResponderEliminarMe gusta tu reflexión y el ejemplo del lápiz. La verdad es que me pareció muy bien buscado; te felicito, Nikkosa. Sabes que amo leer todo lo que escribes, sean relatos o experiencias, y esto me ha encantado. Y bueno... ¡ánimo, Nikki! ¡Te aseguro que todos tenemos lápices de sobra para ti! ;3
ResponderEliminarBye bee!
Lo recuerdo todavía esto, de la primera vez que lo escribiste y me sigue pareciendo precioso.
ResponderEliminarEs gracioso, porque una vez, una profesora leyó algo parecido y me quedé con cara de: "... PERO SI ESTO LO ESCRIBÍ YO". Debí de haberle preguntado de dónde lo sacó xD
EliminarTengo infinitos lapices para ti ♥
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